Arenaza I (Galdames, Bizkaia)

La cueva de Arenaza I se localiza en la cuenca media del río Barbadun, junto a su afluente el arroyo de Galdames situado en el municipio del mismo nombre, en la falta Suroeste del Alto de la Arena y a media docena de kilómetros de la línea actual de costa. La entrada, de gran altura y forma arqueada, presenta un vestíbulo naturalmente iluminado y de amplias dimensiones, que enlaza con una galería principal de unos 20 metros de anchura y 4 de altura, desde la que se desarrollan pequeños corredores transversales a lo largo de los 500 metros aproximados de su recorrido. A partir de ese punto, la cavidad natural ha sido fuertemente alterada por la acción minera.
La cueva forma parte del sistema de Atxuriaga compuesto por la unión física de las cavidades Arenaza I, Bortal, Artekona, Fragua y Buena, que suman un desarrollo de más de 59 kilómetros de galerías exploradas por el grupo espeleológico Burnia. Los accesos naturales al mismo son las bocas de Arenaza I, La Glaja (hoy en día destruida por la cantera), Rosario 5 y Artekona, existiendo otros artificiales como Mina Matilde II, Mina Augusta, Mina Impensada, Mina Fragua, Mina Buena, Arenaza III y Cantera Vieja.
El arte parietal paleolítico de la cueva de Arenaza I se descubre en 1973 cuando P.M. Gorrochategui y sus cuatro hijos, se adentraron en la cueva e identificaron una serie de pinturas en rojo que pronto reconocieron como animales. Acto seguido se pusieron en contacto con quien por aquel entonces era director del Museo Histórico de Vizcaya, M. Grande, quien realiza una primera valoración (1974). Ese mismo año, J.M. Apellániz también aborda el estudio de las pinturas y poco después, en 1978, compara las pinturas de Arenaza I con las de otros santuarios, agrupando a dichos yacimientos bajo la denominación de Escuela de Ramales. En 1982 publicará un estudio más completo que los anteriores con una descripción más extensa de las características formales de las representaciones, aportando además fotografías y calcos de las mismas. Recientemente se han publicado sendas obras más detalladas (por X. Gorrotxategi y D. Garate), con importantes aportaciones en lo que respecta a los depósitos arqueológicos del interior de la cavidad y a la ampliación del catálogo gráfico conocido, que todavía ofrece novedades. Asimismo, se han llevado a cabo análisis de los pigmentos utilizados para la creación de las grafías (Garate et al. 2004).
El yacimiento arqueológico de la cueva fue descubierto en 1962 por E. Nolte, A. Guezuraga y F.J. Guezuraga mediante una cata en su vestíbulo. La excavación arqueológica del yacimiento se inicia en 1972 bajo la dirección de J.M. Apellaniz y de J. Altuna (éste solamente hasta 1974). En un inicio la excavación se restringe a una superficie limitada de unos 12 m2, pero, posteriormente, se amplía en extensión hasta los 180 m2 aproximadamente. Las campañas se suceden hasta 1993, año en el que se da por concluida la excavación, dirigida por J.A. Fernández Lombera durante los 3 últimos años. Los niveles paleolíticos solamente serán excavados durante las primeras campañas hasta 1980 y en una superficie reducida. A pesar del tiempo transcurrido tras la finalización de la excavación del yacimiento de la cueva de Arenaza I, la información disponible al respecto es muy escasa. Solamente cabe mencionar los escuetos preliminares correspondientes a cada campaña y los resumenes publicados en Arkeoikuska. Los datos paleobotánicos y faunísticos han sido objeto de publicaciones parciales, así como algunas dataciones concretas al margen del proyecto de excavación. Recientemente, se ha procedido a un reestudio del yacimiento, con la continuación de las excavaciones bajo la dirección de J. Fernández-Eraso.
Por otro lado, de la mano de X. Gorrotxategi y de manera independiente al proyecto principal de excavación, se desarrolló otra intervención en 1981 en una galería colgada a la altura del panel del uro, en el interior de la cavidad, a unos 100 metros de la entrada. Tanto los materiales como las dataciones obtenidas para dicha área, así como, para una acumulación de huesos en otro pequeño cubículo colgado en el acceso a la gatera que conduce al camarín de las ciervas, indican una cronología perteneciente a dos fases diferenciadas, en torno al IVº y al VIIº milenio B.P., y solamente algunos materiales puntuales ofrecen una apariencia más próxima a momentos paleolíticos.
Actualmente, el dispositivo gráfico de la cueva de Arenaza I está compuesto por 27 unidades, que se desglosan de la siguiente manera: 20 pinturas rojas (12 ciervas, 1 ciervo, 3 grupos de puntos aislados, 1 grupo de puntos alineados, 2 manchas y 1 signo rectangular), una negra (trazos indeterminados), 5 grabadas (2 bóvidos, 1 caballo, 1 posible antropomorfo y un grupo de trazos indeterminados) y una grabada y pintada en rojo (1 uro).